Evangelio del día XXV Domingo del tiempo ordinario

 


Evangelio del día Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.

Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».

Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.

Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».

Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.

Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».

Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

Palabras del Papa Francisco


Con su misericordia, Jesús elige a los apóstoles también «de entre lo peor», entre los pecadores y los corruptos. Pero depende de ellos preservar «el recuerdo de esta misericordia», recordar «dónde hemos sido elegidos», sin levantar la cabeza o pensar en hacer una carrera como funcionarios, organizadores de planes pastorales y empresarios. 

«En la oración colecta, hemos rezado al Señor y hemos dicho que en su plan de misericordia eligió a Mateo, el publicano, para convertirlo en un apóstol», recordó el Pontífice, quien señaló como clave «tres palabras: un plan de misericordia, elegido—elegir, constituir».

«Mientras se iba —explicó Francisco refiriéndose precisamente al pasaje del Evangelio de Mateo (9, 9-13)—, Jesús vio a un hombre llamado Mateo sentado en la oficina de impuestos y le dijo: “Sígueme”. Y se levantó y lo siguió. Era un publicano, es decir, un hombre corrupto, porque traicionó a su país por dinero. Un traidor a su gente: lo peor».

De hecho, señaló el Papa, alguien podría objetar que «Jesús no tiene buen sentido para elegir a la gente»: «¿por qué eligió entre muchas otras» a esta persona «de lo peor, de la nada, del lugar más despreciado?» Además, explicó el pontífice, del mismo modo que el Señor «eligió a la mujer samaritana para ir a anunciar que él era el mesías: una mujer rechazada por la gente porque no era realmente una santa; y escogió a muchos otros pecadores y los hizo apóstoles». Y luego, agregó, «en la vida de la Iglesia, tantos cristianos, tantos santos que han sido elegidos desde lo más bajo».


Oración:


Señor, entre los enfermos , y los pecadores estoy yo. ¿No me ves? Me he acercado a tí, porque estoy enfermo de tibieza, y seé que tú puedes darme la fuerza para salir de ella. Y soy pecador, de esos que tú vienes a salvar. Y seguramente, no solo quieres mi salvación personal, si no la de otros con quienes me cruzo en la vida o convivo o trabajo con ellos. Como Mateo, aquí me tienes. A toda la tierra alcanza su pregón (Salmo 18,5a)

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