Evangelio XII Domingo del tiempo ordinario

 


Evangelio del día Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-41
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
Palabras del Papa Francisco
El amor de Dios es estable y seguro, como los escollos rocosos que protegen de la violencia de las olas. Jesús lo manifiesta cuando aplaca la tempestad, ordenando al viento y a la mar. Los discípulos tienen miedo porque se dan cuenta de que no pueden, pero él abre sus corazones a la valentía de la fe.
Oración:
Señor, parece que te haces el dormido, mientras tus discípulos luchan a brazo partido contra la tempestad . Entonces y ahora, quieres probar la fe de tus seguidores, para que nos convenzamos de que sin ti no podemos nada. Pero a tu lado, no hay que tener miedo de nada.

Comentarios

Entradas populares