Evangelio Domingo 7 de Febrero 2021



 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.


En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor.

Palabras del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo continúa la descripción de la jornada de Jesús en Cafarnaúm, un sábado, fiesta semanal para los judíos (cf. Mc.1, 21-39). Esta vez, el evangelista Marcos subraya la relación entre la actividad taumatúrgica de Jesús y el despertar de la fe  en las personas que encuentra. De hecho, con los signos de curación de  los enfermos de todo tipo, el Señor quiere suscitar la fe como respuesta.

La jornada de Jesús en Cafarnaúm, comienza con la curación de la suegra de Pedro y termina con la escena de la gente de  la ciudadela  aglomerada  frente a la casa donde se hospedaba para llevarle todos los enfermos. La multitud, marcada por el sufrimiento físico y las miserias espirituales, constituye, por así decirlo, "el entorno vital" en que se realiza la misión de Jesús, hecha de palabras y gestos que sanan y consuelan. Jesús no vino a un laboratorio para  traer la salvación; no predica en un laboratorio, separado de la gente: ¡está en medio de la multitud! ¡En medio de la gente! Pensad  que la mayor parte de la vida pública de Jesús transcurre  en la calle, entre las personas, para predicar el Evangelio, para sanar las heridas físicas y espirituales. Es una humanidad plagada de sufrimiento, esta multitud, de la cual el Evangelio habla muchas veces. Es una humanidad plagada de sufrimientos, trabajos y problemas: a esa pobre humanidad está dirigida la acción poderosa, liberadora y renovadora de Jesús. Así, en medio de la multitud hasta la noche, termina aquel sábado ¿Y qué hace luego, Jesús?.

Antes del amanecer del día siguiente, sale sin ser visto por  la puerta de la ciudad y se retira a un lugar apartado para orar. Jesús reza. De esta manera, también substrae su persona y su misión a una visión triunfalista, que trastoca el significado de los milagros y su poder carismático. De hecho, los milagros son "signos" que invitan a la respuesta de la fe; signos que siempre están acompañados por palabras, que los iluminan; y juntos, signos y palabras, provocan la fe y la conversión por la fuerza divina de la gracia de Cristo.

La conclusión del pasaje de hoy (versículos 35-39) indica que la proclamación del Reino de Dios por parte de Jesús encuentra el lugar más apropiado en el camino. A los discípulos que tratan de llevarlo de vuelta a la ciudad - los discípulos fueron a verlo dónde rezaba y querían llevarlo de vuelta a la ciudad – Jesús responde: "Vámonos a otro sitio, a las aldeas cercanas, para predicar también allí" (v 38 ). Este fue  el camino del Hijo de Dios y este será el camino de sus discípulos. Y debe ser el camino de cada cristiano. El camino, como lugar de anuncio gozoso del Evangelio, sitúa la misión de la Iglesia bajo el signo del “ir, del camino, bajo el signo del "movimiento" y nunca de lo estático.

Que la Virgen María nos ayude a abrirnos a la voz del Espíritu Santo, que insta a la Iglesia a poner cada vez más su tienda entre la gente para llevar a todos la palabra sanadora de Jesús, médico de almas y cuerpos.

Oración:

Señor, a la vista de las maravillas que haces, todo el mundo iba en tu búsqueda. Hoy parece que hay quien inventa otro tipo de maravillas, el hombre se cree adulto y le parece que Dios le sobra. Yo, como la suegra de Pedro soy débil, y busco la fuerza en ti. Pon tu mano sobre mi cabeza, quedaré sano, me levantaré y te serviré en los hermanos.

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